Satisfacción en Cáritas Parroquial por el éxito de sus ‘Huertos sociales’ que funcionan a pleno rendimiento
Lejos queda esta imagen de la que a día de hoy nos ofrecen los huertos sociales que el pasado mes de septiembre puso en marcha Cáritas Parroquial. La satisfacción no puede ser mayor dentro del colectivo, ya que, de las 47 parcelas disponibles, todas excepto una están adjudicadas, y la mayoría de sus propietarios trabajan en ellas a pleno rendimiento. No hay más que ver los campos adornados con los colores de los productos de temporada, pimientos, tomates, pepinos o calabacines, junto a otros propios y característicos de los países de origen de cada uno de los agricultores.
Además de las 47 parcelas disponibles, de unos 100 metros cuadrados cada una, dos se reservaron para usos comunes, y una de ellas se destinó a realizar cultivos experimentales. Pero, además, existen tres parcelas de mayores dimensiones, adjudicas a cada uno de los centros educativos de Primaria de Arnedo. Durante todo el curso el colegio Antonio Delgado Calvete se ha volcado con el proyecto, y en la mañana de ayer, a pesar del calor y de encontrarse de vacaciones, un importante grupo de alumnos se reunió en su huerto para realizar la recolección de patatas.
El colegio Antonio Delgado Calvete comenzó con el proyecto del huerto social en el mes de octubre, y desde entonces, los alumnos de 4º, 5º y 6º de Primaria del centro se han volcado con él, implicándose al máximo en cada parte del proceso y convirtiéndose en auténticos agricultores.
Desde el centro agradecen a Cáritas la donación de este huerto, que para ellos ha supuesto una experiencia muy positiva, ya que más allá de ampliar los conocimientos sobre la agricultura del entorno, también ha permitido unir a dos generaciones.
Sin duda este proyecto resulta muy positivo para los escolares, que conocen en primera persona la tradición agrícola de la ciudad, con la plantación de diferentes productos naturales y su posterior recolecta, la parte que más les gusta.
Como han podido observar, en los huertos sociales no falta actividad, y de forma habitual los agricultores se acercan a su pequeña parcela para cuidar y atender con más o menos conocimientos, pero con mucho mimo, sus plantaciones, que además de suponer una pequeña ayuda a la economía familiar, también se han convertido en una alternativa de ocio, de ecología y de convivencia.