El emotivo reconocimiento tuvo lugar a los pies del yacimiento de Galería
Como muchas otras veces, el yacimiento de Atapuerca recibió en la jornada de ayer domingo 16 de julio la visita de Santiago Jiménez, director del Museo de Ciencias Naturales de Arnedo. Pero la de ayer fue una visita especial, ya que Jiménez fue investido como Embajador de la Fundación de Atapuerca con el objetivo de reconocer su implicación personal durante más de treinta años con el Proyecto Atapuerca y su trabajo por darle una mayor visibilidad.
A los pies del yacimiento de Galería los tres codirectores de las excavaciones Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro, y Eduald Carbonell, repasaron parte del extenso currículum del homenajeado. A continuación, los también vicepresidentes de Atapuerca, dedicaron a su compañero y amigo palabras cargadas de cariño, a las que se unieron todos los miembros de las excavaciones.
Más de treinta años juntos han dado lugar a mucho trabajo, y a muchas anécdotas compartidas y que en este emotivo acto, no quisieron dejar de recordar.
Risas que dieron paso a la emoción, ya que a continuación Bermúdez de Castro, Arsuaga y Carbonell hicieron entrega a Santiago Jiménez de una tarjeta de acreditación y de una insignia que lo acreditan como Embajador de Atapuerca. Un homenaje que dedicó al primer director de Atapuerca Emiliano Aguirre.
Pero también en la mente de Santi se guardan muchas anécdotas sobre este yacimiento, ya que su vida ha estado estrechamente ligada a él. Recuerdos con los que emocionó a los familiares y amigos que los acompañaron en este acto, y a los muchos con los que cuenta en Atapuerca.
Santiago Jiménez agradeció a todos los que forman parte del Proyecto Atapuerca este reconocimiento, y es que la Fundación considera esencial para la continuidad de este proyecto científico, implicar en su divulgación a personas que por distintas rezones puedan contribuir a que Atapuerca consolide el amplio respaldo social de que goza.
Una labor que Santiago Jiménez ha ejercido durante más de treinta años, y que seguro ahora, desde su cargo de Embajador, continuará haciéndolo con la misma ilusión y ganas, porque con más es prácticamente imposible. Y es que la pasión, la ilusión y el espíritu incansable de este prejanero han contribuido a hacer más grande, humana y científicamente, este proyecto fundamental para el conocimiento de la evolución humana