El alcalde de Arnedo se dirige a la ciudad en un día de San José en confinamiento

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El alcalde de Arnedo, Javier García, se ha dirigido esta tarde a la ciudad para lanzar un mensaje de cariño y concienciación enmarcado en la festividad de San José. En un día como hoy Arnedo estaría comenzando sus fiestas de invierno con el lanzamiento del chupinazo, pero no ha sido posible por la crisis del coronavirus. Este ha sido el mensaje del alcalde:

Lo primero que quiero hacer es enviaros un abrazo virtual enorme a todos. Somos gente que nos crecemos ante la adversidad, y creo que vamos siendo conscientes de que estamos en una situación adversa y complicada. Vamos asimilando lo que está pasando en el mundo. Además, os doy las gracias por el comportamiento cívico que estáis teniendo. Desde la semana pasada, anticipándonos incluso a las medidas más restrictivas, Arnedo ha dado ejemplo. Estamos perfectamente coordinados con gobiernos, Policía Local, Guardia Civil y autoridades sanitarias de la ciudad y de la región. Gracias.

Y claro que hoy es un día especial. Un día que nos une, y por eso no podía faltar a la cita. Hemos cambiado el balcón del ayuntamiento, por el nuestro y la plaza por nuestras casas, pero nos seguimos viendo y oyendo, que es lo importante. Yo lo hago con el pañuelo festivo en la mano, y sin mi camisa blanca. De blanco están vestidos miles de servidores públicos que nos cuidan en centros sanitarios.

Desde el año 1978, por tanto los últimos 42 años, hemos celebrado nuestras fiestas en honor a San José de forma ininterrumpida. Este dato, lo que nos indica, es la excepcionalidad y gravedad de lo que estamos viviendo. Ni más, ni menos. En esta ciudad, hemos sacado la procesión de viernes santo desde un garaje, o hemos lanzado el chupinazo desde una vivienda particular ¿os acordáis? Pues hoy también será diferente.

Quiero aprovechar para incidir en lo que venimos compartiendo estos días a través de los medios de comunicación, a quien agradezco su trabajo, y también desde las redes sociales. Tenemos la obligación legal, pero también moral, de parar esta pandemia. Y para ello, la mejor vacuna hoy, es quedarse en casa, cumplir con las medidas decretadas y protegernos. No es momento de discutir las normas, sino de acatarlas y aplicarlas. Cada uno de nosotros somos parte de ese escudo frente al virus. Esta es una pandemia mundial. Es un enemigo invisible difícil de combatir, pero juntos lo vamos a conseguir. No lo dudéis. Por eso, hoy, lavarse las manos, ventilar la casa, no salir si no es imprescindible, no difundir bulos y aplicar las normas son misiles dirigidos al coronavirus.

Quiero dirigirme a nuestros mayores, a quienes entiendo cuando no comprenden lo que está pasando. No salgan de casa  y protéjanse, tenemos los mejores servicios públicos para atenderos. Pero también a los jóvenes, que también están siendo víctima de este virus, como alerta la OMS hoy. Como herederos del presente, ayudadnos a combatir esta crisis con disciplina, sentido común, solidaridad y ejemplaridad.

Quiero también mostraros mi comprensión a las familias con niños pequeños, como la mía. Es muy difícil para ellos permanecer en casa, os juro que lo sé, pero debemos perseverar porque todavía vienen días muy difíciles y la incertidumbre temporal está ahí. Recuperemos todo el tiempo que el estrés diario nos distancia de los más pequeños.

Es muy difícil hablaros de la situación grave que estamos viviendo. Deciros que esto va en serio. Que debemos extremar la precaución para evitar poner cara a la enfermedad, y a la vez daros esperanza y optimismo. Pero os prometo que yo soy optimista. La ciencia avanzará, y el planeta aprenderá con esta crisis que lo prioritario es la salud y bienestar público, por encima de otros intereses.

La sociedad que amanezca tras la erradicación de este virus, que llegará, nada tendrá que ver con la del día anterior. Vamos a sacar aprendizajes de esta situación. Nuestros servicios públicos y nuestro estado de bienestar, es la mejor vacuna frente a las desigualdades y los envites del destino. No hay mejor impuesto pagado, que el dirigido a nuestra protección, la de todos, sin distinción por color, raza o posición económica.